
¡Me provocas, insoportable!,
me provocas, y no vale tu teoría de libros
por que la saliva como un dios atraviesa las ropas
y se escurre por mi cuello en forma de lengua.
El suspiro, gesto tímidamente hermoso
me acaricia de a ratitos desde tu pecho,
susurra que me espera y que a veces
hasta la misma duda lo entiende.
Basta de mojigaterías.
No es real la indiferencia…
Dejemos la vuelta para las ruedas,
para los bobos de la histeria.
¿Bajo qué punto insoportable hemos dado como natural la presencia de humo?
¿Cómo encontrarnos si nunca se encuentran los ojos?
¿Cómo entender los rostros de los espacios mínimos
en las partículas de la oscuridad?
Cuando dibujo con mi boca los aritos del tiempo,
Me muerdo sin fin el labio
Y aunque sea de angustia
llega el aire y te convierte colocándote debajo de la gotera.
El sólo nombrarte te vuelve corpóreo,
Lo asombrosamente mágico y estremecedor de las palabras
llena de colores los gritos reprimidos.
Te muerdo en la madrugada del infinito
Por que esta noche mi rostro está frente al tuyo,
Y me dan un poco de risas tus colmillitos chuecos,
mientras que tus caricias caen lluvia de cascada triangular
en el minuto insostenible del gemido volador.
6 comentarios:
insoportable... me gusta jajjaja
capaz en mí no tenés que ser soporte de nada... podemos estar al lado...
"¿Bajo qué punto insoportable hemos dado como natural la presencia de humo?"
Pues desde el punto en que deseamos que los cuerpos sean mera fantasmagoría de las almas, creo... O lo pretendemos, pretendemos creerlo... Pero amar es tocar, es tocar, tocar, tocar... es manos y saliva como como un dios en el cuello, sí...
O a imagen y semejanza de un cuerpo.
Se entiende.
* Anónima: Es casi una responsabilidad evitar que me rompa. Es difícil la gente para mí. Gracias.
La noche ríe a miel.
Estoy feliz porque acá las hojitas bailan, y hay muchos algodones de almohadones insomnes, Cler.
MUYY BUENOo !! =)
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